Para esta edición de Échale Cácaro en el mes de la entrega del Oscar yo quería escribir de la tercera en la carrera por alcanzar la estatua de oro, El Ilusionista (L'illusionniste), una película animada Sylvain Chomet quien ya estuvo nominado al Oscar en la misma categoría por Las Trillizas de Belleville, pero como es la costumbre en nuestro país donde solo consumimos los huesos que nos avienta Hollywood, y claro comprados por nuestras distribuidoras con el único fin de inflarse los bolsillos, El Ilusionista es una mas de las nominadas al Oscar y multipremiada en todo el mundo que no ha llegado a México y con la incertidumbre de si ira a llegar comercialmente, o solo lograr pescar sus 4 funciones en la Cinética Nacional, voy a hablar de una de mis animaciones favoritas, con la promesa de que en una futura edición de esta revista hablaremos del mas reciente trabajo animado de Sylvain Chomet.
EL GIGANTE DE HIERRO, en 1999 mientras todo mundo se maravillaba con el Gladiador de Ridley Scott que ocupaba 4 ó 5 salas en cada cine, en uno que otro podias encontrar esta pequeña gran joya, de una de las mejores mentes hasta ahora de la animación norte americana.
Brad Bird nos entregó su primer largometraje, después de haber maravillado al mundo, con algunas de las más memorables historias de la famosa familia amarilla, el Gigante de Hierro cautiva de inicio a fin a toda una generación que creció con historias de héroes y superhéroes, que disfrutaba de ver películas de terror en blanco y negro con monstruos de peluche o hule desinflado, que se permitía soñar sin tantos prejuicios.
El arte de la cultura Pop se conjunta para entregarnos una obra donde todos los clichés de la sociedad estadounidense de los cincuentas convergen para contarnos un mítico cuento con el mejor de los propósitos, es un ejemplo de cómo una historia debe ser bien contada desde el inicio sin abusar de los elementos, ni ser mas pretenciosa que el mensaje que se quiere dar, Brad Bird juega con lo sentimientos mas nobles de las personas. Si no me creen cuando la veas con tu papá voltea a verlo al final de la película y díganme si no esta llorando.
El problema que tuvo en su momento de estreno, es que fue escasamente difundida, y mucho menos divulgada, si no eras un conocedor del medio de la animación ó no entrabas de chiripa a verla por que no alcanzaste boleto para Gladiador, difícilmente fue apreciada en toda su magnificencia en el cine. Pero afortunadamente es una película que en nuestro pais se consigue fácilmente, a diferencia de las Trillisas de Belleville o el Ilusionista.
Pero para esta época en la que la navidad quedo atrás, donde ya nos olvidamos de Harry Potter y de Tron, y el buen cine se pone de moda otra vez antes de los monstruosos churros de verano el Gigante de Hierro es casi una película obligada.
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