And the Oscar goes to…
El discurso del Rey es una película que lo tiene todo para ganar festivales, una buena actuación, una historia entrañable y verídica, un personaje de la realeza en un momento históricamente relevante y una muy buena narrativa.
La fotografía es del estilo “exacto”, que aunque no es muy propositiva muestra, de buena forma y precisa, los momentos más importantes y permitiendo así que sobresalga tanto la actuación como la dirección de los personajes.
La música es muy acertada, aunque de igual forma fluye de forma complementaria, esto no aparece como un error ya que desde las primeras tomas se puntualiza que el desarrollo de la historia recaerá sobre los personajes y técnicamente hablando sobre las interpretaciones de estos.
Un punto que si sobresale ampliamente en el filme es el desarrollo de ambientes, la dirección de arte y vestuario, la película está muy bien aterrizada en la época previa a la guerra, mostrándonos detalles nostálgicos en las esquinas de cada encuadre , así como descubriendo la autoestima inglesa en cada una de las escenas, este es un detalle muy interesante que me sobresalto la primera vez que vi la película, la forma como el pueblo Britanico comparte la actitud del rey a lo largo del filme a través de los detalles es un claro acierto por parte de Tom Hooper (director).
Sin embargo la fuerza del filme (al igual que la mayoría de las películas nominadas) radica en la actuación, Colin Firth destacó al representar a un personaje de peso mundial con un defecto muy humano y sumamente expuesto, que no solo lo aterriza en el mundo terrenal, sino que incluso lo subyuga ante la crítica de la sociedad inglesa en momentos de suma relevancia para la nación, resumiendo, es un hombre poderoso que luce débil y Colin Firth lo desarrollo de forma sumamente creíble pero… no estaba solo.
Geoffrey Rush apareció para darle un toque aún más humano a la película, el de la amistad, y hace una extraordinaria mancuerna con el protagonista haciendo entrañable tanto la historia principal como la relación entre los personajes, aun cuando no ganó el Óscar (y esto solo porque se cruzó en su camino Christian Bale con lo que es hasta ahora la actuación de su vida) Geoffrey seguro está (o debería estarlo) más que satisfecho con esta representación que nos permite soñar en la existencia de un confidente para cada uno de nosotros.
La película en general es muy buena y como mencioné en un artículo anterior era una de las favoritas para ganar el Oscar, no solo por el hecho de representar la vida de un rey en un momento importante en la historia Inglesa, sino también por su impecable desarrollo y su acercamiento a un mensaje que trasciende épocas y nacionalidades, llegado el momento de la noche de los galardones, había varias producciones contendientes para llevarse la codiciada estatuilla, sin embargo, aunque cualquiera hubiera sido una buena elección, y no hubiera existido mayor reclamo que “yo hubiera escogido tal…” ó, “yo quería que ganara esta…”, es justo reconocer que la película está bien hecha y más importante aún maneja un mensaje que como ya mencione exalta corazones en cualquier parte del mundo.
Desde el momento en el que Tom Hooper se levantaba de su asiento para recibir el premio a mejor director era predecible el desenlace de la noche, pero no es que su reconocimiento haya sido mera formalidad, un trabajo donde tus tres actores de primer plano se encuentran nominados (y con razón) no deja mucho espacio para la duda respecto al trabajo del director y aunque no es un punto en el que se detenga a pensar mucha gente, Tom demostró su capacidad y talento al llevar tan extraordinarias representaciones a lo largo de su creación.
por Daniel
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