Este mes
estamos celebrando nuestro segundo aniversario de la revista digital, o lo que
es lo mismo, el medio donde se originó todo este cacareo; cuando me recordaron
la fecha de inmediato pensé, tengo que hacer algo muy especial para mi sección,
pensé optar por comentarles de algún clásico del cine o de alguna película en
cartelera, pero ninguna de estas opciones acababa de cuajar en mi mente.
Pensando en lo que me llevó a escribir sección, Sensatas y con
Sentimiento, recordé que buscaba un espacio donde poder expresarme y dar a
conocer a todos ustedes, películas que encaren y muestren el amor de una forma
inteligente y real, hemos hecho un recorrido a lo largo de 24 números, de
varias adaptaciones clásicas literarias al cine, hemos repasado la vida de
memorables actrices, descubrimos joyas independientes que se esconden dentro de
un mundo de basura comercial, pero sobre todo les busco acercar a todos ustedes
películas que sin necesidad de cursilería y magia nos hacen creer en cuentos de
mujeres que aman de carne y hueso.
Con está premisa en mi mente y mis ganas de traerles una vez más
una gran producción, decidí en está ocasión seguir mi corazón, platicándoles de
una de las películas más importantes para mí y que han marcado mi vida, El
Padre de la Novia. Seguramente dirán, como puede ser esto posible, esperábamos
algo más rimbombante, pero creo yo que para estos dos años ya tengo la
confianza con ustedes de exponerles un poco más de lo que me ha marcado y las
razones de por que busco y veo las películas que veo y les recomiendo.
El Padre de la Novia, versión de 1991, es una película que aborda
una problemática atemporal, que pasa de generación en generación, ese problema
que acongoja a todos los padres cuando tienen que aceptar y dejar ir a uno de
sus hijos, pero esta cinta va más allá, mostrando este problema en una de las
relaciones humanas más enigmáticas y sólidas, la relación padre e hija. Se dice
que las niñas siempre buscan más la figura paterna pues en ella encuentran
protección, sabiduría y evitan la rivalidad que existe de manera sanguínea con
una mujer, que sería la madre, no quiero decir que esto se de al 100% en todas
las familias, sin embargo es la gran mayoría de las ocasiones, me refiero a
esto por que la persona que me acerco a mí a ver está película es mi papá.
George Banks, es un señor exitoso que además de ser dueño de su
propia compañía de tenis, vive en su casa soñada pero su mayor afecto y cariño
es para con su familia, con quien tiene una relación muy estrecha, su hija
Annie, regresa a su casa después de estudiar un tiempo en Italia, lugar donde
conoció a un joven del que se enamoró locamente en tan solo un par de meses. Al
volver a casa, les da a su familia la noticia de su próximo matrimonio, esto
desencadena una serie de reacciones en su casa, pero sobre todo en su padre,
quien además de lidiar con los gastos y ocurrencias que conlleva la
organización de una boda, debe aceptar el hecho que su hija ya creció, que es
independiente y que ya no es el hombre especial en la vida de su hija.
Está película puede ser que no cuente con una trama rebuscada o
que sea una cinta que revolucionó la industria del cine, sin embargo es uno de
los mejores remakes que he visto y creo debería de tomarse como parámetro
cuando un director de cine se le ocurre la loca idea de rehacer un éxito de la
pantalla grande.
La primera versión de El Padre de la Novia, es de 1950 y cuenta
nada más y nada menos que con la actuación de Elizabeth Taylor, en el papel de
la joven hija y es dirigida por Vincente Minnelli, la cinta maneja la misma
premisa, lo que cambia es el status y problemática a las que una mujer debía
enfrentarse en esa época; por ejemplo en la primera versión la hija se casa a
una menor edad, tiene más hermanos, no sale de viaje, la llevarán de luna de
miel a un viaje de pesca y el papá se emborracha en la casa de los suegros.
Claramente los creadores de la versión de los 90’s supieron quitar
los viejos tabús y adaptarse a la mujer de este estilo en está época, la razón
que la hace que sea un tan buen remake, es que se adueña y rinde tributo a lo
que a la película de los 50’s la convirtió en un clásico, hay escenas
transcribidas tal cual la original dejando ver que cuando las cosas ya se
hicieron bien y funcionan no hay que cambiarlas, simplemente hay que adecuarlas
al mercado actual.
La última versión fue y sigue siendo un éxito, principalmente
debido a la atmosfera que crea, las tonalidades que maneja, las grandes
actuaciones, un guion que goza de humor pero sobre todo por la identificación
que el público puede sentir con los personajes, no en vano en está película se
volvió adaptar y seguramente se volverá a adaptar dentro de algunos años. A
título personal puedo definirla como un cuento de hadas real, si bien no es lo
que muchas esperamos actualmente en nuestra vida, muchos de nuestros padres es
lo que desean y temen para nosotras.
La razón por la cual me marcó y me sigue marcando esta cinta, es
por la increíble similitud de la relación que afortunadamente llevo con mi
padre y no solo yo, sé que muchas han sentido que le están hablando a su papá y
él esta viéndolas como sus niñas de trenzas y vestido a la que le armaban su
playmobil en día de reyes; así que si bien no es una película que cambie la
historia y rumbo cinematográfico, tocó mi vida y sé que la de mi papá y es algo
que compartimos.
Lo que espero con este texto, ya que es nuestro
Cácaro-aniversario, es recordarles una vez más, el por que existe Échale
Cácaro, es un espacio para compartirles la magia del cine y los mundos a los
cuales nos transporta, que si bien es la puerta que nos lleva a una galaxia muy
muy lejana, al salvaje oeste de Clint Eastwood, a los pasos de baile de Judy
Garland, al lente de Martin Scorsese y a la Ciudad Gótica de Christopher Nolan,
solo por mencionar algunos, también es un espejo de lo que nos acontece y pasa
en nuestra vida.
Muchas Gracias por seguir está sección, por leerme y sobre todo
muchas gracias a todos mis compañeros Cácaros con los que comparto el amor y
pasión por los mundos que nos crea la pantalla grande.
Por Dulce
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