“-Entonces Ponyo, ¿Cómo es tu
mamá?
-Es grande y hermosa, pero
puede ser muy temida”
Una obra de arte en movimiento.
Una ves mas Hayao Miyazaki nos trae un cuento para niños a la pantalla, como
solo él sabe hacerlo; Ponyo es su versión del famoso cuento de Hans Christian
Andersen; La Sirenita, claro que como nos tiene acostumbrados, nos muestra una
visión muy diferente a la plasmada por Disney en 1989.
Ponyo es una niña pez que no solo
sueña, si no que alcanza el mundo real, se aventura y nunca se detiene,
simplemente se decide a hacer las cosas. Pensándolo en retrospectiva, es un
excelente mensaje el que nos da; la historia comienza sin explicarnos nada,
todo es una ventana de los sucesos tal y como están pasando, las emociones son
las que mueven tanto a los protagonistas, como a los espectadores.
Contemplando una vez más, esta
mezcla de lenguaje cinematográfico nipón a ritmo del europeo y americano, Ponyo
es el balance perfecto entre los íconos, símbolos y conceptos orientales,
explicados con un idioma occidental, lo que hace de Ponyo uno de los filmes de
Hayao mas fácil de digerir, literalmente se pasa como agua; y aún que había
arrastrado esta tendencia desde El Viaje de Chihiro y El Castillo Vagabundo,
con Ponyo ha alcanzando la cúspide de este experimento, creando una manera mas
universal de contar historias.
Desde que empieza hasta que
acaba, Ponyo invade con colores todo, absolutamente todo, la historia esta tan
bien manejada que cada personaje tiene su momento en pantalla y así sean 30
segundos o 1 hora, nos identificamos plenamente con su esencia, no necesita
explicar mas de lo que dicen con un par de diálogos.
La música, tal y como es característico
en todas las producciones de Ghibli, es excepcional, pero en esta particular
ocasión acompaña la película de manera tal que es como leer un cuento, sentados
en el parque, rodeado de niños jugando, escuchando a una orquesta sinfónica en
vivo, mientras vamos leyendo nuestra historia; casi podemos esperar que si nos
detenemos un momento la orquesta hará una pausa sosteniendo una nota aguardando
a que continuemos leyendo.
Pero lo que es mas relevante de
todo, es que Hayao nos explica como todo en este mundo tiene vida, el mar es un
personaje, tan grande, majestuoso y vivo, mas vivo de lo que el simple concepto
del mar, nos trae a todos en nuestra memoria; Miyazaki nos deja ver con una
increíble gama de colores, que representan todos los atributos que el océano
tiene: las criaturas mágicas que viven en él, la fuerza que con la que mantiene
sus continuo movimiento, la velocidad con la que desplaza: sentimientos,
virtudes, emociones y encima de todo a Ponyo. Todo eso para decirnos que el mar
es el equilibrio y el origen de la vida y aun que no lo crean todo eso, lo
expresa solamente con colores.
Y sin embargo uno de los aspectos
más excelsos de todos, es que en esta película, tanto el estudio Ghibli como el
legendario director Hayao Miyazaki, logran romper completamente el estilo y
concepto de animación que habían mantenido, hasta este entonces en todas sus
producciones anteriores, haciendo de Ponyo un filme nuevo, único y muy original
que mantiene el equilibrio perfecto entre la clásica historia, su muy especial
mensaje, los indispensables símbolos orientales explicados para que todo el
mundo los entienda, sus entrañables personajes, una sinfonía que nos acompaña y
nos guía y los colores; que al igual que el mar, mantiene todo en perfecta
armonía como la obra de arte que pinta la vida en este pequeño planeta azul.
por CésaR
www.echalecacaro.com
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