lunes, 19 de diciembre de 2011

Bram Stoker, DRACULA


“El amor nunca muere” 
 
Muchos son los fanáticos de la obra literaria Drácula de Bram Stoker, uno de ellos es el aclamado director Francis Ford Coppola; él desde niño mostró una fascinación por el texto, cuando creció de adolescente trabajo en un campamento para niños y él leía a los infantes está historia una y otra vez por las noches, ya en su vida adulta paso por una etapa difícil, económicamente hablando, decidiendo así hacer un cambio en su carrera profesional realizando así la que es considerada su saga de mayor éxito y culto, El Padrino, pero no podía olvidar lo que Drácula significaba en su vida por eso decide a inicios de los 90’s realizar su adaptación. Francis como fan y como conocedor de cine, sentía que no existía una versión fiel al texto y que la imagen de Drácula ya se había distorsionado demasiado. 

Esta versión de 1992 considero, es una de las películas más románticas de la historia, tomando un personaje conocido y aclamado por generaciones Coppola hizo una cinta donde el romance, el terror, el erotismo, la sangre y Drácula fueran los vehículos para contar una historia de amor verdadero.

Sin contar demasiado la trama, esta película muestra a un hombre que pierde a su esposa, él no puede acompañarla a su otra vida, cegado por el dolor se vuelve contra todos, él es condenado y castigado por Dios, él será temido y cazado ya que necesita la sangre de los hombres para mantenerse vivo. El conde Drácula vive miserable durante 400 años hasta que vuelve a encontrarse con su verdadero amor, pero su tormento será combinar su maldición con el dulce amor de su amada.

Está es una película donde el “vampiro” es más humano, donde vemos su lucha no solo con los hombres sino con sus propios sentimientos y deseos, es un ser al cual no le hace falta mostrar los colmillos para inspirar miedo, es un tema fantástico que bien lo podríamos aterrizar en la realidad, porque cuantos rompen sus relaciones de sangre y se vuelven seres muertos en vida.

Esta creación cinematográfica es una artesanía, Francis Ford Coppola como fan, supo que quería ver en la pantalla grande y sabia la responsabilidad que tenía con el mundo de entregarle un proyecto bien hecho. Antes de iniciar las grabaciones se llevó a todos los actores a su granja donde estuvieron 2 semanas leyendo el texto original, haciéndole correcciones al guión y ensayando, todos estos esfuerzos se vieron reflejados en el cine.

Otro de los grandes aciertos de esta película son los efectos especiales, el director, tiene una fascinación y cariño por las cintas de terror antiguas y es por esa razón que él decide no utilizar efectos especiales computarizados, al ver que todas las personas que contrata se contraponen a esta idea, decide contratar a su hijo quien apoyando a su padre busca y resuelve todos los retos visuales que su padre le encomienda; digno de admirarse es también el vestuario, la película toda se grabó en un enorme set de los estudios MGM, la razón, no se tenía presupuesto y con el poco que se tenía Coppola decidió invertirlo en vestuario, ya que este sería su escenografía y lo demás lo ambientaría con luces y sombras; haciendo un trabajo extraordinario porque en ningún momento sentimos en pantalla la carencia de escenarios o ambientes.

Esta es una película que vale la pena verse por muchas razones, tenemos un conde Drácula diferente, se eliminan los clichés vampíricos, podemos ver grandes estrellas emergentes que ahora son consolidadas, Winona Ryder y Keanu Reeves, sin duda alguna la magnífica interpretación de Gary Oldman como Drácula, quien tuvo que interpretar de 10 formas distintas al conde: viejo, demoniaco, lobo, murciélago, ratas. Niebla, joven, romántico, guerrero, rumano y barbón.

Esta no es la mejor película de terror, es más ni siquiera puedo decir que es la mejor película de Drácula que he visto, sin embargo es una de las mejores películas románticas que he visto, donde la trama se hace de recursos míticos y fantásticos convirtiendo el amor en una verdadera tragedia y una necesidad para uno de los seres más despreciables y temidos que nos ha dado la popular. 

Por Dulce

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