lunes, 2 de julio de 2012

Cameron Duncan In to the west

Lanza lo más lejos que tu brazo te permita, y corre lo más rápido que tus piernas te permitan, porque si algo he aprendido de todo esto es que uno sólo se arrepiente de las cosas que no hace.
Que escriba quien quiera ser leído.



Esta vez decidí escribir acerca de un par de cortometrajes que se han clavado en mí como un par de astillas, ambos filmes han marcado considerablemente mi vida y han cambiado mi forma de pensar sobre ella misma, y la libertad con la que debería sobresalir de esta irritante sábana asfixiante en la que vivimos. A pesar de ser un director de cine joven, el mensaje que maneja en ambos trabajos es envidiable, destacando que él mismo los produjo, escribió, actuó, editó etc… con la ayuda de familiares y amigos cercanos.
Strike zone es uno de esos filmes de drama deportivo, que a pesar de su corta duración, tiene un gran mensaje, además de dejarte una sensación de lucha increíble, sazonado con un poco de tristeza. Te recuerda ese espíritu de lucha que uno debe tener en las grandes dificultades, en las perdidas de personas cercanas, en las enfermedades ó cuando la vida misma lleva un marcador bajo. Pero ¿qué se debe hacer cuando juegas dos partidos y no sólo uno?, cuando tu vida es uno de esos juegos contra algo incontrolable, como una enfermedad terminal.
Un equipo recién formado de softball ha entrado a la liga estatal y para ganar el campeonato deberán esforzarse más de lo que imaginan pues no son el mejor equipo, el coach lucha por conseguirles lo necesario para ganar, de alguna manera llegan a la final y van perdiendo, pero el entrenador les da una de esas platicas motivacionales a la mitad del juego y comienzan a subir el marcador, él orgulloso de su equipo guarda esperanza para ganar el partido que los hará campeones…
El cortometraje presenta el lado detrás de un entrenador que lo único que desea es lograr un campeonato en su vida, sin importar lo difícil que esto sea ó lo lejano que parezca.
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Cameron Duncan un joven que se siente prisionero de su propia vida, la compara con estar encerrado en una cárcel de puertas abiertas, donde la comida es igual de mala, el tiempo pasa igual de lento, la levedad de una tarde cualquiera se hace cada vez más y más pesada. Una celda sin visitas, sin ganas, llena de sueños por cumplir y vacía de posibilidades, pero siempre hay una última esperanza, esa que te hace respirar y aun prisionero te levanta diario de la cama.
Hasta que una visita a los resultados médicos tiran a la basura esa mínima esperanza, “es positivo, el tumor que se aloja en la rodilla es maligno, y se ha expandido, la quimioterapia ya no será suficiente…”
Contar esos minutos que quedan de vida.
Evidentemente y sin mucha explicación el cortometraje es dedicado a todas esas personas que deben luchar constantemente por mantenerse fuertes a pesar de que las esperanzas se hayan extinguido, es un filme hecho a modo de Requiem. Es un instante que nos recuerda lo rápido que la vida puede acabar. Es un recordatorio para todos los que aun estamos aquí, sobre el valor de la libertad.
Ambos cortometrajes han sido dirigidos por el Cineasta Cameron Duncan, a modo de trascender en la vida, es un trabajo impecable de un chico que no descansó un solo día desde que su tiempo empezó a marchar en cuenta regresiva, para dejarnos claro lo que él sentía con lo que le pasaba y lo que dejaba atrás. Es su Requiem escrito y dirigido en vida, es la forma de expresión más bella para despedirte de este mundo y decirle a los que te aman que los amas de vuelta, y los cuidaras desde donde estés.
Cuando te llega la hora, te llega y ruegas a Dios que hayas hecho algo digno en tu vida, es una de esas jugadas que parecen una eternidad, nunca olvidaré sus rostros… ojalá hubiera podido verlo pero no viví para felicitarlos.
Q.E.P.D. Cameron Duncan (1986-2003)

Por Mony

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