lunes, 20 de febrero de 2012

Forrest Gump

“Tal vez no sea muy inteligente, Jenny, pero sé lo que es el amor.”

Había una vez un hombre que nació en un hogar humilde. No era muy apuesto ni muy brillante. Nadie esperaba gran cosa de él, ni siquiera él mismo, y sin embargo, ayudó a hacer extraordinaria la vida de todas las personas que lo conocieron.

¿Donde radica el éxito de Forrest Gump? ¿Como puede ser tan cautivadora la historia de un muchacho con retraso mental que va por el mundo sin saber muy bien a donde quiere llegar? No es solo el hecho de que esta película haya sido repetida infinidad de veces en la televisión. Algo tiene que gran parte del público cinéfilo mundial la conoce, la vuelve a ver y se la sabe de memoria.

Quizás se debe a la personalidad tan entrañable de Forrest. Tom Hanks dejó atrás su faceta del Chavo Buena Onda y se consagró con su interpretación  de este hombre ingenuo y sensible, que podría llegar a ser desesperante a veces pero que en general da la impresión de ser un benévolo osote de peluche.

Tal vez es el encantador guión de Eric Roth. Ver a Forrest toparse con grandes personalidades del siglo XX sin siquiera darse cuenta nos provoca una sonrisa de simpatía similar a la que provoca ver a Marty McFly inventando el Rock and Roll y la patineta. Es un abrazo fraternal a la cultura pop con la que hemos crecido varias generaciones. Y este ingenioso gag que se repite a lo largo de toda la película nos lo creemos gracias a la estupenda realización comandada por Robert Zemeckis. La minuciosa ambientación de cada época y sobre todo, los sorprendentes efectos visuales que logran poner a Tom Hanks en momentos clave de la historia norteamericana sin que desentone para nada.

Hay quien dice que su éxito se debe a que Forrest representa el Sueño Americano ideal: El hombre común que a pesar de su ignorancia y torpeza llega a triunfar en la vida, lo cual en términos del American Way of Life se traduce en "Llegar a tener un chorro de varo", y lo mejor es que lo logra sin tener que hacer el menor esfuerzo.

Quizás hay algo de eso. Después de todo, Forrest vive en la nación de Homero Simpson, Peter Griffin, Ray Romano y demás patriarcas glorificadores de la estupidez como virtud. Otros, más cínicos, han visto un oculto mensaje machista en el contraste entre la vida de bonanzas del reservado Forrest y el camino lleno de problemas que vive la audaz Jenny, el eterno amor de su vida, como si esta historia fuera un sermón conservador disfrazado de blockbuster veraniego.

Pero hay algo más en Forrest Gump. Es una película que representa los viejos valores del cine como fuente de emotividad. En el mágico mundo del cine, hasta el vuelo de una mosca se puede volver poesía, y en Forrest Gump, los momentos mundanos de una vida normal se vuelven épicos. En otro tipo de película, nos habríamos concentrado en el drama de Forrest por su aparente falta de inteligencia, o en su tragedia romántica con Jenny.

En la vida real, un tipo como Forrest sería una persona querida y recordada entre sus seres queridos mas no una celebridad. Pero Forrest vive en el cine, y ahí, Forrest no fue solo el señor bonachón de la cuadra, fue el hombre que le dio forma al mundo como lo conocemos. El mensaje, si es que lo hay, puede ser que los grandes cambios en el mundo toman forma gracias a las acciones de las personas comunes. El héroe de la película puede vivir en cualquier barrio o pueblo, y sus acciones más pequeñas pueden ser la semilla de un acontecimiento enorme, que puede cambiar a la humanidad para bien o para mal.

En el fondo, todos somos Forrest, o por lo menos esperamos encontrarnos algún día con un tipo como él. Forrest Gump es de esas películas que te levantan de la cama y te hacen ver al mundo con ojos de esperanza. Creo que por eso todavía nos seguimos acordando de Bubba y del Teniente Dan y sus piernas mágicas. Creo que por eso hoy, cada vez que alguien se echa a correr como loco, nunca faltará quien piense o exclame un "¡Corre, Forrest, corre!"

Por Abel




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