lunes, 20 de febrero de 2012

MISS BALA

O de cómo la señorita Baja California se sacrificó por la patria.
El cine mexicano funciona igual que el deporte mexicano.  Cada vez que un paisano tiene oportunidad de participar en el extranjero, la gran familia mexicana deposita en él o ella toda su fe para redimir el nombre de nuestro país ante el mundo. Los ojos de la nación descansan en esas nuevas luminarias que prometen romper nuestras cadenas del subdesarrollo y hacernos sentir orgullosos de nuestro origen. Y estos paisanos tienen la doble carga de entregar lo mejor de sí mismos y de servir como chivos expiatorios de nuestros traumas nacionales.

Sucedió con Alejandro González Iñarritu desde que se fue a hacer carrera al extranjero, y ahora, el cineasta Gerardo Naranjo parece enfilarse al mismo destino. En el momento de escribir esto, su película Miss Bala es candidata para representar a México en la entrega de los Óscares y ahora está en boca de todos.
Así que vi Miss Bala con la mente abierta y el corazón en la mano. Como quien se dispone a ver al Chicharito jugando para la selección en un mundial de futbol. Fue una experiencia, digamos, interesante. Miss Bala es una película de primera calidad. La fotografía es excelente, la dirección de cámaras es un verdadero deleite, con tomas siempre en movimiento, las actuaciones son muy naturales, hay secuencias largas y complejas que deben haber requerido mucha coordinación y que están muy bien logradas. La cereza del pastel es un sorpresivo cameo de Gabriel Chávez, el que hacía la voz en español del Señor Burns, el de Los Simpson. Es imposible no sonreír al escucharlo. Desde el punto de vista técnico y visual, Miss Bala es maravillosa.

Por otro lado, en la cuestión de la historia es donde la cosa se pone difícil. Miss Bala nos cuenta cómo una pobre chica que sueña con convertirse en reina de belleza de Baja California termina involucrándose con una banda de narcotraficantes que la obligan a trabajar para ellos. Lo que vemos es el desfile de desgracias que le suceden a esta mujer, quien se pasa toda la película con cara de susto y yendo de balacera en balacera, ocultando dinero bajo el vestido y droga en la camioneta.

Con toda la problemática del narcotráfico que vivimos en el país en estos tiempos, éste es el tema de moda en el cine mexicano. A estas alturas, no es de extrañar que las películas de narcos se hayan vuelto tan socorridas. Es una forma de estar al día y de aprovechar la fuerte carga social y emocional que implica filmar algo sobre el asunto.

Los norteamericanos reconocen un subgénero del cine al que llaman exploitation, que consiste en películas que tratan de temas fuertes para despertar el morbo en la audiencia. Pues bien, Miss Bala entra perfectamente dentro de éste género.

Tras aventarnos casi dos horas del sufrimiento de la joven protagonista, se nos hace la impactante revelación de que ¡el narcotráfico le hace un daño terrible al país! Tremendas declaraciones, digo yo. Por fin una película se atreve a poner el dedo en la llaga y denunciar un mal que nos aqueja grandemente y del que nadie se había atrevido a hablar, salvo por toda la avalancha de películas de narcos que han salido últimamente y todo lo que vemos en las noticias oficiales y clandestinas a diario desde hace quien sabe cuanto tiempo.

Otro detalle es que a pesar de su temática, el ritmo de Miss Bala es pasmosamente lento. Es el típico ritmo de cine de arte contemporáneo donde un momento en el que no pasa nada puede durar eternidades. Al ver esta película, sentí como si estuviera haciendo la tarea. No la estaba viendo porque la disfrutara, sino porque tenía que verla. Creo que por eso le note tantas maravillas técnicas a la película: porque como las cosas interesantes tardaban en pasar, me clavé en la textura para no dormirme.

Sin embargo, tiene sentido que Miss Bala vaya como candidata a los Óscares  y a cuanto galardón sea posible. Es una película hecha para festivales. Creo que su contenido es tan genérico precisamente porque está diseñada para que el resto del mundo la vea, no tanto México.

Miss Bala, más que nuestro gallo, es nuestro pavorreal. Su función es exhibir las desgracias del país para que el mundo, conmovido, nos dé su reconocimiento y su apoyo. La señorita Baja California se va a sacrificar por el perdón de nuestros pecados nacionales, hermanos míos. Despidámosla con un fuerte aplauso. En cuanto a mí, no puedo decir que Miss Bala me haya gustado, pero si debo reconocer que es una película de mucha calidad, y que vale la pena verla.  Dicho esto, doy por terminada mi tarea. Ahora descansaré aventándome un maratón de Tin Tan. Compermiso.

Por Abel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario